Cada vez me cuesta más articular palabras, me siento como si un enorme agujero dentro de mí me estuviera engullendo lentamente. Todo se desvanece, las cosas pierden su esencia, el mundo se desintegra, ellos se empeñan en llevarme de aquí para allá como si fuera una marioneta ciega, sorda y muda. Lo peor es que les sigo el juego