Una procelosa noche, Úrsula rompe las cadenas de la verja de entrada al Camposanto con una pala. Con sumo cuidado de no ser vista, se dirige a una de las tumbas. Cuando se dispone a profanarla, es sorprendida por el vigilante. A partir de ahí, el extraño empleado se convertirá en el confidente de la misteriosa historia que encierra la muerte del padre de esta adolescente.