En el barrio chino del centro histórico, dos jóvenes de clase media alta, Claudio y Polo son asaltados por un tipo (Sánchez Parra) que utiliza como única arma el amedrentamiento psicológico. El asaltante los conduce a un callejón para quitarles sus pertenencias “sin violencia” e incluso les pide que sonrían para agradecer su trato amable, pero lo que no sabe, es que estos dos “güeritos” le voltearán la tortilla. En otras palabras, le saldrán más cabrones que bonitos.