¿Cuál es la melodía de un beso?, ¿A qué sabe una caricia?, ¿Qué vemos al cerrar los ojos? Las respuestas están hechas para los sabios. Los ingenuos disfrutan ignorando las preguntas. El último grupo, el menos numeroso, es consciente del error de los sabios y de los ingenuos. Algunos los llaman locos. Y Pablo es uno de ellos.